El diseño es parte fundamental del desarrollo de nuestros vinos. Cada botella cuenta una historia diferente. Cada pecado se representa de una manera que evoca diferentes sentimientos en el espectador.

La LUJURIA envuelta en una media de mujer, un tacto evocador a la hora de coger la botella, sensualidad en la mano y en la boca al probarlo.

La ENVIDIA deseando todo lo que tiene a su alrededor, por eso su acabado en efecto espejo, que refleja y atrapa su entorno.

La PEREZA como recién salida de un cementerio de botellas en el que hubiera estado durmiendo por tiempo indefinido, llena de polvo y con el texto inclinado, por que le gusta que la lean tumbada.

En otra botella encontramos un ataque de IRA en forma de etiqueta quemada... no lo pudimos evitar.

La SOBERBIA siempre por encima de los demás, destacando, en este caso, con cristales de Swarovski.

La GULA no aguantó ni el tenedor que la abraza, dejándolo completamente inservible después de tanto uso y abuso.

Y, por último, para conseguir que aguante más tiempo sin que nadie la toque, una cerradura guardando la AVARICIA.